viernes, abril 21, 2006

 

¿Qué sabemos de la sociedad de la información?

Decidimos en su momento que el título de este curso (“Información y sociedad”), es demasiado amplio. Podría se adecuado, por ejemplo, para un curso sobre los medios de información de masas y la sociedad, pero éste no será un aspecto que trataremos.

Escogemos, por tanto, concentrarnos en este curso sobre la “sociedad de la información”, e intentar hacerlo “sociológicamente” (esto es, desde la óptica de los sociólogos, sobre la que tratamos brevemente en un apunte anterior).

En primera aproximación, sería también apropiado considerar que este curso trata sobre la “sociedad” y las “tecnologías de la información” (la electrónica, la informática, las telecomunicaciones). Los avances en las tecnologías de la información han multiplicado nuestra capacidad para generar y trasegar información, y el uso de esa capacidad es un elemento de transformación social. Parece que tiene sentido.

Sobre todo cuando se quiere establecer un paralelismo entre el tránsito hacia la sociedad de la información, en el que se supone que estamos inmersos, y el tránsito que se produjo hacia la sociedad industrial a partir de la segunda mitad del siglo XVII. En ese caso, un sustrato material de la revolución industrial fueron los progresos en las tecnologías para la generación y el uso de la energía: la máquina de vapor, el generador de electricidad, el motor eléctrico, el motor de combustión.

Estableciendo un paralelismo, diríamos que si este cambio tecnológico fue uno de los factores de influencia en la sociedad industrial, el cambio en las tecnologías de la información está siendo y será uno de los factores de la emergencia de la sociedad de la información.
Pero hemos de tomar este tipo de paralelismos con cuidado. Os apuntaré, por tanto, algunas prevenciones:

1) Si nos parece correcto hablar de “sociedad de la información”, ¿por qué no hablábamos de “sociedad de la energía”?

Seguramente, porque sabemos que el progreso en las tecnologías relacionadas con la energía no es el elemento que definió el cambio hacia la sociedad industrial. El uso de esas tecnologías como instrumento de producción en las fábricas es más definitorio, porque es evidente que la organización industrial es una de las instituciones centrales de la sociedad industrial, aunque no la única (recordemos el comentario sobre la cita de Drucker).

2) Aunque hablemos de “la” sociedad industrial, tenemos en mente que ha habido y hay distintos modelos de sociedades industriales. Las que se crearon bajo un régimen comunista fueron claramente muy distintas de las que adoptaron el capitalismo. Pero aunque EEUU, los países de Europa occidental, Corea y Japón sean todas sociedades industriales capitalistas, no hace falta señalar que distan mucho de ser idénticas. Lo mismo podríamos decir de la emergencia de China como una sociedad industrial.

Sin embargo, cuando hablamos de “la” sociedad de la información, ¿estamos seguros de entender implícitamente que pueden existir y existirán varios modelos de sociedad de la información? Si es así, ¿cómo será el nuestro, el que queremos, el que tendremos?

3) Términos como “sociedad de la información”, “sociedad del conocimiento”, “sociedad digital”, “sociedad red”, “cibersociedad” y otros se utilizan muy habitualmente de manera intercambiable. Pienso esta proliferación de nombres para definir supuestamente un único concepto debería ponernos en guardia. No solemos tomarnos esta cuestión de los nombres a la ligera, porque sabemos que el nombrar algo es un paso hacia definirlo. En mi opinión, el uso intercambiable de esa variedad de nombres para referirse a la sociedad de la información es un síntoma de despiste. No dejemos pues nos despisten con los nombres.

4) Manuel Castells, uno de los sociólogos que más ha trabajado sobre la sociedad de la información, ha escrito que deberíamos dejar de utilizar este término, porque lo considera “inespecífico y engañoso”. Creo que es un aviso que debemos tomar en cuenta. Utilizaremos ese nombre a falta de otro mejor, o simplemente por comodidad, pero con precaución.

El propio Manuel Castells prefiere hablar de “sociedad informacional”, que por analogía con “sociedad industrial” parece una elección prudente. Pero también ha escrito una famosa trilogía sobre “la sociedad red”, sosteniendo que lo que caracteriza a la forma emergente de organización social es que adopta estructuras en red con preferencia a estructuras jerárquicas. Volveremos sobre ello.

En resumen pues, hemos de aproximarnos a lo que llamamos sociedad de la información con cautela, tomando en cuenta que será ante todo una sociedad, y que para entender una sociedad hemos de contemplar y tomar en cuenta más de una faceta.

Por eso en lugar de una sola clase, dedicamos toda una asignatura a este asunto. Hasta la próxima.

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